Desde hace años, un amplio grupo de personas de izquierdas venimos constatando, tanto en Cataluña como en el resto de España, la preocupante subordinación de los principales partidos de la izquierda catalana y española a los dogmas más reaccionarios e insolidarios de los nacionalismos periféricos, como el catalán o el vasco, y un paralelo repunte del más retrógrado y rancio nacionalismo español.

Esa situación –que realmente viene de lejos– se ha hecho mucho más grave desde que comenzó el llamado Procés, cuando la corrupta derecha catalana que llevaba treinta años saqueando el país (y que se acababa de convertir en punta de lanza del desmantelamiento del Estado del Bienestar que luego afectó también al resto del país con sus criminales recortes en Educación o Sanidad), decidió radicalizar su discurso nacionalista con el objeto de desviar hacia el Estado y hacia las clases populares de otros territorios –con el mantra del Espanya ens roba– el malestar que la crisis, la corrupción y los recortes habían generado en amplios sectores de la sociedad.

En ese momento, la izquierda catalana –especialmente la representada por ICV-EUiA y luego por Catalunya en Comú, pero en parte también la representada por el PSC– perdió la oportunidad de denunciar lo demagógico del discurso nacionalista, que tan sólo pretende debilitar y desarmar a las clases trabajadoras dividiéndolas y enfrentándolas entre sí; un discurso completamente paralelo al de todas las ultraderechas europeas, que busca dividir a la ciudadanía en función de su lengua o cultura, origen geográfico, orientación sexual o creencias religiosas, para salvaguardar los intereses de las élites económicas y mantener las actuales situaciones de injusticia y desigualdad.

En lugar de denunciar esa estrategia de división y enfrentamiento, esa supuesta izquierda se ha dedicado desde entonces a secundar todas las descabelladas iniciativas de los populismos ultranacionalistas –a las que ha pretendido dar marchamo de falso progresismo–, como la inconstitucional declaración de soberanía del Parlament de Catalunya de enero del 2013 –que fue inmediatamente anulada por el Tribunal Constitucional– o la celebración de dos referéndums ilegales de autodeterminación, el del 9-N y el del 1-O.

Las consecuencias de ese cúmulo de despropósitos han sido, por una parte, la dramática división de la sociedad catalana en dos mitades, con un gravísimo riesgo de fractura social; y, por otra, el progresivo alejamiento de la izquierda de amplios sectores de su base social –esto es, las clases trabajadoras urbanas de las áreas metropolitanas de Barcelona y Tarragona, profundamente reacias al nacionalismo y al independentismo–, que han decidido refugiarse en la abstención o –peor aún– en el voto a opciones antiindependentistas de derechas como la representada por Ciudadanos.

Y, más allá de Cataluña, ha significado también una profunda pérdida de credibilidad por parte de las organizaciones de izquierdas españolas que en mayor o menor medida han secundado el discurso secesionista, y el “efecto rebote” de un indeseable crecimiento de la ultraderecha nacional-españolista (materializado en VOX), que no deja de ser un reflejo invertido de la extrema derecha trabucaire catalana de Torra o Puigdemont.

Por ello, se ha hecho ya imprescindible la presencia en la sociedad y en las instituciones de una fuerza política de izquierdas que rechace por igual todos los nacionalismos, como la que representa IZQUIERDA EN POSITIVO:

  • Un partido que defienda los derechos individuales, civiles, sociales y medioambientales, pero no supuestos “derechos nacionales” que tan sólo tratan de justificar situaciones de desigualdad. Queremos la derogación de todas las contrarreformas laborales –tanto las promulgadas por el PSOE como las ejecutadas por el PP–, la derogación de la Ley Mordaza, y el blindaje y avance en las políticas de género, de los derechos de las mujeres, de memoria histórica, y del colectivo LGTBI.
  • Un partido que defienda los derechos de las personas, sin discriminación por razón de lengua, creencias o lugar de origen. Reclamamos la adquisición de la lectoescritura en la lengua materna, la covehicularidad de todas las lenguas oficiales en la enseñanza, y el derecho efectivo a utilizar todas las lenguas oficiales en las relaciones con la administración.
  • Un partido que avance en la construcción de una ciudadanía común europea, en una Europa socialmente cohesionada donde se superen, mediante lazos de solidaridad y justicia, las desigualdades sociales o entre Norte y Sur. No queremos sólo una unidad monetaria o de mercados: queremos políticas fiscales y sociales en común.
  • Un partido que defienda la igualdad y la solidaridad también en el interior de los estados actualmente existentes, no los privilegios basados en el lugar de nacimiento o residencia. Ningún “hecho diferencial” –en sí mismos legítimos y defendibles– puede justificar la ruptura de la solidaridad económica interterritorial, ni la inexistencia en un mismo estado de una tarjeta sanitaria común.
  • Un partido que defienda la democracia y la participación, bajo el principio de una persona, un voto. Para ello, reclamamos un sistema electoral verdaderamente proporcional, donde no valgan más unos votos que otros dependiendo de dónde se emiten o a qué partido van, como ocurre en el actual sistema electoral español.
  • Un partido que defienda la paz, la resolución democrática de conflictos y la legalidad internacional. Rechazamos las mal llamadas “guerras humanitarias”, así como la injerencia de las grandes potencias en asuntos internos de estados soberanos, que no esconden otra cosa sino espurias pretensiones de hegemonía mundial.
  • Y, con la misma firmeza, declaramos que ninguna parte del territorio español constituye una colonia ni un territorio ocupado, ni puede auto-arrogarse un pretendido derecho de autodeterminación. Tan sólo una reforma constitucional, refrendada democráticamente por el conjunto del pueblo español, podría justificar un hipotético referéndum de autodeterminación para cualquiera de sus territorios; opción, no obstante, ante la que nuestra posición es ya de entrada contraria a toda división que debilite a las clases populares en la defensa de sus legítimos derechos. Queremos una España y una Europa unidas, fuertes, democráticas, federales y cohesionadas, no un estallido neofeudal de microestados europeos que caigan fácilmente en las garras globalizadas del gran capital financiero transnacional.

Por la igualdad, la justicia y la democracia, es necesaria la presencia en las instituciones de IZQUIERDA EN POSITIVO.

9 Comentarios

  • Luisa Guix Aguado dice:

    De acuerdo

  • Monica dice:

    Hola
    Me gustaría saber si estáis a favor o en contra trabajo de la gestación subrogada.
    Espero que en contra

  • Na del Puy Diez de Uré dice:

    Estaba buscando un partido político que reflejara mis ideas y por lo que acabo de leer me identifico con izquierda en positivo.

  • Diego dice:

    Creo que os voy a votar en las Generales.

  • Esther dice:

    Por fin una izquierda que explica claramente los engaños del nacionalismo. Empezaba a ser preocupante que este tipo de explicaciones provinieran solo de la derecha, dejando a muchos votantes huérfanos.

  • Vicente dice:

    Concuerdo con vuestro análisis y, salvo matices, con vuestro programa electoral. En conherencia con ello, creo sin embargo que falta un necesario posicionamiento como organización anticapitalista y promotora de una economía cooperativa y solidaria.
    Con todo, os votaré porque vuestros fundamentos políticos entroncan con una izquierda internacionalista, de clase, feminista y honesta, de todo punto imprescindible en el panorama político mercantilista, corrupto y adocenado que nos circunda.

  • María Antonia dice:

    Integramente, es lo que yo pienso, estaba esperando un partido que me representara. Un abrazo.

  • Laura dice:

    Os acabo de votar. La izquierda progresista y no alineada a los privilegios localistas,
    estamos sin representación. Seguramente se fraccionará el voto progresista y eso favorecera a los conservadores. Pero, indistintamente de los resultados de hoy, seguid trabajando en esta linea.

  • Justo el Partido que se adecúa a mis ideas. Espero que sigáis ahí al pie del cañón intentando que personas hastiadas de esta falsa izquierda que tenemos, dé el paso al frente y se una a esta iniciativa. No os voté porque no sabía que existíais. Por favor, démoslo a conocer!

Deje un comentario a Diego Cancel Reply